Siempre que es posible nuestro equipo técnico recomienda reparar un parabrisas antes que sustituirlo. Esta recomendación se basa en dos razones de gran importancia.

La primera, una reparación apenas tiene impacto en el medioambiente. Y, la segunda, si no es necesario cambiar un parabrisas, ¿para qué consumir recursos en sustituirlo?

Hablemos de cifras:

La reparación de un parabrisas representa una huella de carbono de 4 kilos de CO2 y unos desechos de 0,002 kilos; que aumentan hasta 39,1 kilos de CO2 y 13,9 kilos de residuos si se realiza una sustitución.

Si ponemos un ejemplo gráfico, los desechos generados en 40 reparaciones cabrían en la palma de una mano, mientras que para guardar los residuos generados en 40 sustituciones haría falta un camión. La diferencia está clara, ¿no?

¿Pero qué es la huella de carbono en la reparación y sustitución del parabrisas?

La huella de carbono es un indicador ambiental que mide cuál es el impacto de una acción sobre el calentamiento global.

Si desgranamos la huella de carbono en la sustitución más del 50% proviene proviene de la fabricación del parabrisas y su embalaje, sumándole un 20% más al transporte que necesita hasta llegar al cliente final, aspectos que se ahorran en la reparación de la luna.

Un equipo comprometido

Para Carglass® y todo el equipo es un objetivo muy importante reducir la huella de carbono de nuestra empresa, por eso no solo apostamos por la reparación de los parabrisas en todas las ocasiones en que sea posible, sino también en otros aspectos:

  • Nuestros los talleres Carglass® están diseñados con la mayor iluminación natural
  • Empleamos lámparas led de menor consumo.
  • Hemos reducido los kilómetros recorridos de nuestra red de distribución.
  • Utilizamos una flota de vehículos con menores emisiones para el medio ambiente.
  • Gestionamos los residuos procedentes de nuestras operaciones de un modo responsable, reciclando el 100 por 100 de cada parabrisas.

¿Cómo reciclamos en Carglass®?

El proceso arranca cuando uno de nuestros técnicos Carglass® deposita un parabrisas roto en el punto de reciclaje existente en su centro. Desde ahí, los cristales desechados son transportados a nuestro almacén central,donde cada día los trasladamos a la planta de tratamiento de residuos. Una vez allí, se pesa la carga y se almacena al aire libre entre 2 y 6 meses, para que por las condiciones meteorológicas la lámina de plástico se despegue del cristal.

Una vez la lámina de plástico se ha desprendido del cristal, se procede a la criba, para seguir separando con mayor eficiencia las partes plásticas.

Separado totalmente, se lleva el cristal a una cinta donde se rocía con agua para que no coja polvo, y se realiza una nueva criba que separa las partes más pequeñas, de las más grandes, las cuales se trituran.

Con unos potentes imanes separamos las partes metálicas férricas del cristal, seguimos con las partes de aluminio, y acabamos con otros metales que provienen del marco del parabrisas.

Gracias a este esfuerzo de reciclaje, en Carglass® conseguimos reducir el consumo de energía, ahorrar en materia prima, evitar la destrucción de terrenos por extracción, disminuir los residuos que van a los vertederos, evitar problemas de vertidos incontrolados y reducir las emisiones totales de CO2 de la compañía en un 20%.

¡Un compromiso con el medioambiente que en Carglass® queremos seguir ampliando año tras año!